domingo, 29 de diciembre de 2013

Cuicuilco: entre el pasado y la modernidad





Al sur del Distrito Federal, donde convergen el Periférico y la Avenida Insurgentes, se encuentra un sitio arqueológico que ha sobrevivido al crecimiento de la gran urbe. Rodeado de modernidad y el bullicio cotidiano, en su espacio envuelto por naturaleza podemos descubrir siglos de historia y una arquitectura con rasgos muy particulares.

Cuicuilco, palabra de origen náhuatl que significa “lugar donde se hacen cantos y danzas”, fue uno de los primeros centros ceremoniales de México cuyo origen su ubica en el año 700 a.C. Su pirámide circular, principal característica, se relacionaba con el culto a la muerte que tenían sus habitantes, ya que realizaban entierros múltiples de forma radial donde los cadáveres eran sepultados alrededor del basamento.

En su etapa más próspera, este lugar albergó a cerca de 20 mil personas cuyas actividades eran especialmente la agricultura, caza, pesca y recolección. Además, supieron aprovechar los recursos naturales que tenían a la mano: la cercanía con el lago de Xochimilco y bosques que les proporcionaban maderas, por mencionar algunos.

Sin embargo, la importancia de esta cultura sucumbió ante la naturaleza que se encargó de poner fin a su existencia cuando el volcán Xitle hizo erupción y los ríos de lava cubrieron la zona, por lo que sus pobladores tuvieron que dispersarse hacia Toluca y Teotihuacán. Así pues, solo quedó la herencia prehispánica que da cuenta del pasado para explicarnos un poco de nuestro presente.

Actualmente, también es posible visitar algunos sectores de lo que originalmente fue Cuicuilco en Villa Olímpica, Peña Pobre y el montículo de Tenantongo en el Bosque de Tlalpan. Al recorrer su espacio, la quietud es una experiencia única, porque a pesar de ubicarse en un punto medular de tráfico vehicular y gran cantidad de edificaciones, posee un toque especial que únicamente se contempla en lugares como este.

¿Una razón más para visitarlo? Los senderos naturales que muestran gran variedad de flora y fauna, así como el museo donde se exhiben piezas únicas. Al estar en contacto directo con la pirámide es posible comprobar su magnificencia, pues la vista en auto desde las avenidas cercanas nada tiene que ver con la que nos regala la del basamento circular.

Sin duda, Cuicuilco es una opción muy interesante para conocer dentro de la ciudad. Ahí se conjugan pasado y presente, lo antiguo con lo moderno. A lo anterior hay que sumarle la gratuidad para acceder al sitio. ¿Entonces cuál es el pretexto para no visitarlo?