sábado, 16 de julio de 2016

Callejón del Aguacate, un rincón de leyenda coyoacanense




En Coyoacán radica una gran carga histórica, tanto por los personajes que han habitado en su territorio, como por diversos acontecimientos que dan cuenta de su memoria escrita en fachadas, edificios y callejones. Uno de ellos, el del Aguacate, es quizá el más famoso por la leyenda grabada en su silente y estrecho espacio.

Vayamos a la década de 1930. Ataviado con traje militar como su ocupación lo exigía, un hombre vivía en el callejón y todos los días a su regreso se percataba de la presencia de un niño que ahí jugaba. El pequeño, atraído por la vestimenta del oficial, solía seguir cotidianamente sus pasos, situación que no tardó en impacientar al militar hasta que un día, presa de su desesperación y enojo, golpeó al infante para después ahorcarlo en el árbol ubicado justo en la esquina del lugar.

Entonces nació la leyenda. Algunos dicen que el llanto del niño se escucha por las noches e incluso otros más aseguran que su rostro se dibuja en el tronco del árbol. También hay quienes relatan haber visto llorar a la virgen del altar postrado justo en la esquina o que en las noches de luna llena el callejón se estrecha para que los vehículos pasen a muy baja velocidad porque el alma del niño regresa a jugar.

Ante el escepticismo, lo único cierto es que el imaginario colectivo pudo haber alimentado la leyenda o quizá se trate de todo lo contario: un lamentable acontecimiento que hasta hoy día resuena en aquel rincón del barrio donde, dicho sea de paso, una especie de peculiar clima gélido envuelve el lugar y el ruido se vuelve escaso a pesar de la cercanía con la parte más concurrida de Coyoacán. ¿Se atreverían a visitarlo?