El origen de este blog

México está en sus calles, en sus monumentos y la historia que los cobija; en sus mercados, como decía Pablo Neruda, y en sus tradiciones heredadas por generaciones. Está en sus sonidos y colores, en el olor a tierra mojada al amanecer; en lo tangible y lo intangible. Está en los rincones que vemos a diario pero que la rutina nos impide admirar al detalle, y en los relatos de personas que contagian ese interés por conocer más de su vida y de su entorno.

Para referirnos a ese mosaico multicultural basta con echar un vistazo a alguna fiesta local o nacional y darnos cuenta del esplendor que hay alrededor de ella. Sin ir más lejos, el lugar donde vivimos seguramente tiene algo de interés, una cuota de magia que tal vez no hemos descubierto pero que está ahí, en espera de dar ese pequeño paso.

Este espacio nace justamente de la inquietud por compartir un poco de México a través de esas experiencias. Para su construcción, el único requisito es abrir los sentidos hacia todo aquello que nos ofrece el mapa nacional y así poder asombrarnos de todo cuanto descubramos en él. Aquí todo vale, desde la imagen del atardecer perfecto hasta la recreación de las costumbres de un lugar en la provincia. Esa será la brújula que guíe el destino del presente blog.

También hay dos motivos más para escribir aquí: el primero de ellos, literario, responde al gusto por el constante ejercicio de plasmar letras casi donde sea; la segunda razón, personal, es para evidenciar que el calendario me ha favorecido, en este mes, al regalarme un año más de vida. No encuentro, pues, mejor regalo que justifique ambas cuestiones.

Comencemos entonces la aventura. Hagamos de este país nuestro mejor destino del día a día y en ese viaje cotidiano rescatemos instantes para compartir. A veces, la mejor manera de conocer un lugar es dejar olvidado el mapa y salir a descubrirlo por cuenta propia. Dejemos que México nos asombre. La invitación está hecha. Bienvenidos.